lunes, 26 de noviembre de 2012

Triste Realidad (Cali Juan Ignacio)

 Fernando  Sarmiento era un joven argentino de 26 años. Poseía una gran creatividad, lo que le ayudaba mucho para su trabajo, se especializaba así en el diseño y animación de personajes. Era muy bueno en lo que hacía y su trabajo se veía reflejado en cada uno de sus personajes, a los que les llamaba “sus pequeños”. Junto con otros compañeros, formaron una empresa de diseño y animación “Pepper Melon” donde lograron trabajos asombrosos, entre ellos los tan conocidos personajes de la propaganda de “Mamá Lucchetti”.  Fernando era uno de los mejores, por no decir el mejor. Sus diseños en 3D recibían muy buenas críticas, a tal punto que una tarde de Mayo en una exposición, una productora norteamericana quedó fascinada con lo que estaba viendo. Hablaron con  Fernando y cerraron contrato para que diseñe personajes en su empresa llamada Pixar de Disney. Muy entusiasmado,  Fernando creía tener el futuro en sus manos, al hacer este viaje. Logró grandes resultados y su puesto de trabajo iba aumentando gradualmente. Pasado un año, recibió un llamado de sus antiguos colegas. Luego de contarles todos sus logros y trabajos, ellos le cuentan como andaba todo por su país natal, y como era la situación general en Sudamérica. Se enteró que no es todo como lo hacían entrever en los Estados Unidos, sino que la situación en otros países era terrible en cuanto a la producción artística. Además de eso le comentaron que los productos que él diseñaba, no aparecían bajo su firma, sino, bajo la firma de la empresa Pixar, de los cuales, su nombre junto con el de otros tantos diseñadores como él, nunca salían a la luz. Al colgar el teléfono,  Fernando sintió una mezcla de sensaciones extrañas, como de angustia y bronca a la vez. Como si todos sus proyectos no sirvieran y fueran hechos por otro, como si todo su arduo trabajo y horas de no dormir, no se manifestaran reflejadas en ningún lado. Lo de la situación es que la empresa los había estado engañando al decir que ellos se mostraban como los creadores de esas animaciones. Frustrado y enojado en demasía,  Fernando decidió renunciar a su trabajo, y sin dejar lugar alguno a reproches, tomó su vuelo nuevamente a Argentina. Al reencontrarse con sus amigos, empezaron a trabajar nuevamente con su antigua empresa Pepper Melon. Con ella lograron muchos buenos trabajos, llegando a ser vendidos a empresas de otros países pero que esta vez si salían bajo su nombre real. Fue así, como ese viaje le ayudó a darse cuenta de la realidad de este mundo, que no todo es como lo hacen creer y que por mas que digan que algo es imposible y no se puede cumplir, siempre hay que seguir los propios sueños.

No hay comentarios:

Publicar un comentario